martes, 28 de agosto de 2018

Ginóbili, tan simple tan hermoso


Blanca palomita que pasa volando 
rumbo a la casita donde està mi amor,
palomita blanca para un triste ausente
sos como una carta de recordación,
si la besara que adoro sìn decir que lloro
daría alguna idea de lo muy amargo que es vivir sìn ella
que es perder su amante calor  
(Carlos Gardel, 1930)







Era muy terco. Tenía que decirle ‘no puedes hacer esto, no puedes lanzar esos tiros’. Estos jodidos puristas…”. “Te dabas cuenta de que era más positivo que negativo. Es un obseso de la victoria, llegué a la conclusión de que eso tendría que ser más a su manera que a la mía”.

Contra el vicio de pedir, la virtud de no dar. O al menos eso pensó coach Popovich hasta darse de bruces con la realidad, alguien que de chico quería ser paloma. Emanuel, aquel niño enclenque del montón hacía tiempo ya que había dado el estirón. Lo hizo a los tiernos 20 en Córdoba con Estudiantes de Bahía en una noche para enmarcar, 38 puntos al zurrón con 9 triples de 12 intentos, y un aparatoso 144-123 en el electrónico. Era solo un relámpago de lo que estaba por venir, Messina dixit: 

Desde el primer momento en que vimos a Manu, mis ayudantes y yo sentimos algo distinto en él. Por su explosividad, fantasía, agresividad al hacer jugadas. Teníamos previsto que fuera suplente, pero al tiempo se encontró como escolta titular y desde ese momento se fue para arriba para arriba. Terminó la temporada como Mejor Jugador de la liga italiana y MVP de la Euroliga. Su ilusión por el juego, por ser un Spur, es lo que lo ha hecho seguir de la forma que lo hace. También el cariño que recibe, no sólo de la gente de Argentina y Sudamérica. Este año, cuando jugamos ante los Knicks, un grupo de hinchas empezó a gritar Manu, Manu y se contagió todo el estadio. Estadounidenses hinchas de los Knicks terminaron gritando su nombre, él metió un triple y la gente se volvió loca. Todos los aficionados del baloncesto lo quieren. Y lo más extraordinario de Manu es que es la misma persona que yo me encontré cuando era poco más que un jovencito. Es humilde, gran padre, gran esposo y siempre piensa en sus compañeros y en el equipo antes que en él mismo

Desde entonces una retahíla de logros jalona la vida de una mentalidad única e inequívoca, “jugamos juntos desde los 12 años. Y siempre me impresionó su determinación y perseverancia. Aunque nunca hubiera pensado que lograría ni el 10 por ciento de lo que consiguió. Es un gran atleta, pero hay miles como él. Es un gran talento, pero hay mejores. Pero sólo unos pocos en la historia están a su altura desde lo mental”. “Su principal legado es el de haber mostrado a las futuras generaciones la capacidad de entender este juego como algo colectivo, y que, a pesar de ser una estrella, siempre el equipo y sus objetivos están primero. Manu lo hizo en la Selección y en la NBA, y siempre será recordado por mostrar ese camino". (Pepe Sánchez)

Oveja Hernández, seleccionador albiceleste, subraya el término compromiso en la valoración sobre el “5” “El legado más grande que dejará es el de los desafíos cumplidos, impulsado por un enorme compromiso. Y no digo compromiso por los clubes en los que jugó o por la Selección, sino con lo que hace. Poca gente se compromete tanto con lo que hace como lo ha hecho Manu. Cuando muchos pensaban que 'hasta acá llegó' o 'más no va a poder' o 'es muy flaco' o 'está viejo' o 'no tiene tiro', él siempre iba desafiando todo eso a través de un aprendizaje permanente, de búsqueda de la excelencia para superar metas. Y no hace falta recordar todo lo que logró. Uno dice 'Ginóbili', y ya está. Es casi un adjetivo. Yo, por ejemplo, uso la palabra NBA para señalar la excelencia de algo. Y cualquiera podría decir 'Ginóbili' para lo mismo. Mesiánico, maradoniano, ginobiliano”.

Por rescatar a modo de píldora un par de momentos culmen en la carrera de Manu nos retrotraemos al periodo 2004/2005. En Atenas logrando in extremis la cesta que restañaba la herida serbia, de paso la suya propia al no haber logrado nunca superar al gigante de Córdoba, aunque fuera en la lejana Grecia. Con idéntico halo de venganza al protagonizado justo una década después ante los Miami Heat, tras el trance más amargo de su carrera “Hay como una línea fina. Como una línea fina entre estar celebrando y tener un buen verano, y sentirse una mierda y estar decepcionado” y sus 8 pérdidas de balón en el Game 6. 





En el séptimo partido en Detroit de las NBA Finals asistiríamos al torbeGino, un último cuarto con 11 puntos anotados, 6 de ellos en el clutch time, para reverdecer no tan viejos laureles.






Su dorsal “20” era sintomático de un ratio de popularidad que multiplicaba el del “10” por antonomasia del deporte argentino. Nunca más acertada la columna de Bruno Altieri en ESPN para definir, si ha lugar acaso, al genio:

Un jugador imprevisible en un terremoto de jugadas esperables.  A los 16 años, la gente se tapaba los ojos en Bahiense del Norte en cada una de sus arremetidas en la zona pintada; era flaco, desgarbado, chiquito. Pero iba. Siempre. Una perseverancia desmedida, una obstinación recurrente que rayaba en locura. Donde los demás veían peligro, él veía oportunidad.

Los zurdos siempre poseen algo especial, una mirada oblicua que les permite girar el escenario, ponerlo de revés. Ginóbili tiene un lado zurdo de la vida que es mucho más que su mano izquierda. Es una forma de enfrentar las cosas, de hacerlas propias. Rompe con las leyes tradicionales a partir de la fortaleza mental. Un convencimiento que permite fragmentar barreras, desafiar un orden establecido, trascender límites tajantes para dibujar nuevos. Observación de lince para encontrar un hueco que los demás no vieron. Sagacidad del tigre para esperar a que la presa pise la trampa para sacar ventaja.

Ginóbili es un verdadero impostor. Un perro que cojea; cuando parece que está lastimado, dolorido, terminado, es cuando aprovecha para lastimar en serio. Es el mayor peligro, porque siempre hay una jugada más, un truco más, una vida más. Por repetición resulta irritante: utiliza el cuerpo del rival como una cama elástica para separarse y encontrar el lanzamiento. Tira triples en jugadas que dictan otra cosa. Encuentra pases lacerantes, absurdos, excéntricos con la precisión de un cirujano, en momentos trascendentales en los que todos demoran ante la duda de si hay que cortar el cable rojo o el verde.

Si los Spurs fuesen una obra de teatro, Ginóbili tendría por siempre las líneas que levantan al público. El carisma es algo que no se entrena. Es lo que permite el disfrute en el éxtasis del triunfo y el perdón en la agonía de la derrota. A la misma escala”(30 abril, 2014).

Como corolario a la bendición de toda una generación  por parte del baloncesto internacional, que mejor que Mike Krzyzewski, coach redentor del USA Team: "No hay palabras. Es un jugador del Salón de la Fama y un competidor del Salón de la Fama. Es un competidor tan feroz como ningún otro que me haya enfrentado en mi carrera como entrenador internacional. Nunca ha habido alguien completamente como él. No ocupa una posición, sino que puede jugar en todas y con el corazón y la entrega que ha demostrado, nadie puede representar a su país mejor que Manu Ginóbili. Fue un honor competir contra él. Todo nuestro grupo tiene el máximo respeto hacia él(JJOO Río 2016)




Personalmente haber podido seguir la carrera de Ginóbili y haber podido disfrutar de su baloncesto es todo un privilegio. Acá una dedicatoria: 


De Andino la Rioja al Osvaldo Casanova
de Estudiante en Bahía Blanca a doctorado en Bologna
de V nere a draft de 1999
y en el Álamo una espuela de ambigüedad latente.
Improvisado zigzag lacerante
hacia el aro premonitorio
de una era albiceleste sagrada
bañada en mar de oro.
Melena corta el viento
envuelta en ráfaga de aire
resuello de ardor guerrero .
Calva reluciente de sutil movimiento
siempre atrevido y lúcido
por bondad un gesto.
Inoportuno intruso en almas
ladrón de sentimientos
Manu Ginóbili sos eterno.





En la primavera de 1983 The Police asombraría al mundo con el tema “Every Breath You Take”. Con 6 años Emanuel lo descubriría como banda sonora de una vida pegada a una pelota naranja. En la primavera de 1997 Ginóbili se mostraría al mundo para asombro de todos.

Cada aliento que tomes, cada movimiento que hagas, cada atadura que rompas, cada paso que des, te estaré observando. Cada día, cada palabra que digas, cada partido que juegues, cada noche que te quedes, te estaré observando. Oh ¿no puedes ver que me perteneces? 






"Me encanta su juego, es el jugador que vino de Europa más divertido para ver y lo importante es que es uno de los jugadores más entretenidos para ver en la NBA" (Magic Johnson, 2004)



lunes, 11 de junio de 2018

Celtics, eslabón en forma de trébol


Wake me when the day breaks
Show me how the sun shines
Tell me about your heartaches
Who could be so unkind?
Do you dream to touch me?
And smile down deep inside
Or could you just kill me?
It's hard to make up your mind, sometimes…





“La sociedad actual persigue el reconocimiento, no el crecimiento”

Indianapolis alumbró el basketball, y cual lava de su erupción fenómenos atemporales a quienes rendir pleitesía sobre rectángulo de madera. Butler tuvo el honor de asistir al bautismo en la élite del arquetipo de hombre sereno, humilde en su gozo pleno, ajeno a hirientes idolatrías y falsos reconocimientos, precursor de la formación continua como aldabonazo con que asestar el logro del mañana. Stevens tiene un plan, uno sin demoras, en el que el temor por errar no tiene cabida. Aprendizaje real sobre el que sus hombres asienten confianza y liderazgo, interactúen e integren competencias adquiridas, moldeen un estilo propio apegado a la vieja usanza. Pústula que germina en el Garden con cada primavera. Plétora céltica. Boston tiene una espina, una que ha mancillado su orgullo.



Acordeón y el equilibrio en Al Horford

La post-season, ese momento de la verdad, la bielda de cada temporada concluye sobre la eficiencia defensiva de Boston, una fuerza destructiva de primer orden. Como también sobre la hegemonía de sus jóvenes valores en la toma de decisiones. Sin miedo al error, ni escurrir el bulto, siendo protagonistas de antológicas actuaciones.

Boston controla el ritmo de su ataque a 95 posesiones, cuarto registro más bajo en PO, reduciendo incluso las 98,2 de RS (23º).  A su vez 3 puntos por debajo de las 101 promediadas en los inicios de Stevens en el banquillo. Minimizar el riesgo se traduce en ser top 10 en puntos recibidos tras pérdida propia, y directamente el mejor en play off, con un diferencial a favor respecto de los puntos que anotan tras pérdida del rival (+2,5). A  lo que añadir que -en su conjunto- los puntos recibidos en transición no superan los 11 por encuentro (quinto mejor dato en la fase decisiva).

Lo cual se asienta básicamente sobre dos pilares. Rozier lidera el ratio asistencia/turnover (4,95) y al mismo tiempo el porcentaje de posesiones finalizadas en pérdida (5,2%), estadística en la que también sobresalen -de entre los mejores de la liga- otros dos célticos: Morris (6,6%) y Brown (6,8%). De otra, Horford aparece como uno de los mejores defensores en el área restringida –a menos de 6 pies del aro – con una frecuencia de situaciones relativamente baja (38%) es capaz de bajar en 6,5 puntos la anotación del rival. Siendo su dato en RS aún mejor (-8,6). El dominicano es élite recuperando en transición, y por ponerlo en perspectiva Capela - con una frecuencia mayor del 51% debido al mayor ritmo de 97,8 posesiones del ataque de Houston – se sitúa en idéntico -8,6 en los play off, mientras Adams (-7,7) se queda por detrás de él en RS. Clasificación que lidera, no a demasiada distancia, Anthony Davis (-10,8).

En el global el Defensive Rating en PO de Celtics es el cuarto mejor con 104,6 puntos recibidos por cada 100 posesiones, a la altura del de Utah (104,4). Cuarta plaza que ha mantenido contando únicamente los partidos jugados en casa, bajando incluso en dos décimas de los 100 x cada 100, con un net rating de +9. Pero que -sin embargo- ha visto como se desplomaba respecto a RS a domicilio. Si en temporada regular Boston ha sido el mejor equipo en este apartado (101,8 x 100) fuera del Garden, en post-temporada su registro ha caído hasta los 111,4 x 100 con un net rating de -11,4 (sexto peor). A lo que sumar el antepenúltimo Ofensive Rating (100,1 x 100). Bipolaridad home/road que se acentúa si atendemos a otros aspectos, los cuales no hacen sino refrendar la bisoñez como presumible causa de la irregularidad green, y el correlativo margen de mejora.  Así, en el ratio asistencia/turnover, de ser el tercero por arriba tan solo detrás de Warriors y Pelicans pasa a ser noveno (1,82 versus 1,50) y en el porcentaje de pérdidas de balón de segundo a undécimo (11 versus 13,6). Un dato más a rescatar: el porcentaje de rebote defensivo pasa del 81,8 al 76,2, de tercero por arriba a quinto por abajo.

Son Tatum y precisamente Horford los tentáculos principales de la Nebulosa Tarántula. Con el rookie en pista los C´s encajan 102,2 puntos por 100 posesiones, cifra que asciende a 111,5 x 100 sin él en cancha. En otros 6 puntos por centenar se resiente del mismo modo la defensa verde sin Al entre los cinco elegidos, siendo su rating de 103 x 100. Ambos están entre los 10 mejores de la liga en PO en defensive win shares.  El valor del equilibrio en Horford se gradúa este curso gracias a su perfecto encaje con Baynes como también con Brown o Morris en formatos pequeños, indistintamente. Así, ambos interiores capturan por encima del 21% -cada uno- de los rebotes defensivos disponibles, solo teniendo por delante como dupla pura a Ibaka y Valanciunas. Respecto de la cifra de rebotes defensivos totales,  los contestados o disputados suponen para el aussie el 34,2%, y para Horford el 31,2% (28,3% en RS). Datos Top 10 en play off, y en el caso de Baynes añade ser top 20 en RS. La solidaridad atrás se ejemplifica como ninguna otra en la labor de sellar a tu pareja de baile para garantizar el rechace. De modo que los dos citados junto a Morris se sitúan entre los 12 mejores por encima de los 6,5 por choque en la estadística de box outs. Ningún otro equipo logra colocar a tantos jugadores. Otra muesca más en los lanzamientos bloqueados,  puesto que se combinan para cerca de 2 por partido. El ex hawk a su 1,2 agrega 12,3 lanzamientos contestados o intimidados (séptimo mejor dato en PO), y 0,4 robos en el clutch (mejor dato de la post-season). A la ecuación arround the rim hay que sumar la labor coral a la hora de reducir los puntos del rival tras segundas opciones. Boston, cuarto mejor equipo ahí en RS mejora si cabe medio punto en PO, y acumula salvo favorable (+2) en relación a los que ellos anotan en el otro aro.

El efecto tela de araña se agiganta con la agresividad perimetral en uno contra uno y la actividad en líneas de pase. Smart, como no, lidera en lo primero, casi 4 de cada 10 balones robados suceden con él en cancha, promediando 1,7. Acumula 2,5 intercepciones por partido en PO. Todo ello junto a ser el quinto jugador de la liga que más faltas en ataque provoca. De lo segundo se encargan el resto, con Rozier y Tatum al frente (2,5 robos entre ambos) haciendo olvidar las significativas bajas en este menester de Bradley y Crowder. La sensación de agobio se traduce en la negación perpetua del pick and roll central, intentando alejar de esa zona mortal del rectángulo a bloqueador y bloqueado. Fruto de ello es ser el mejor equipo bajando el porcentaje rival desde el triple frontal (32,5%), ser élite en la defensa promedio del tiro de 3 (33,5%, cuarto mejor) en play off, y liderar este mismo apartado en Regular Season (33,9%). Tanto en volumen de lanzamientos permitidos como en efectividad de los mismos. A Cleveland le dejó en un 32% cuando venía de promediar 37,2% en RS y 41% en la eliminatoria contra Toronto. A Philadelphia en un 31%, viniendo de endosarle un 36% a Miami. Y a Milwaukee en un 33,7% en las derrotas. Siendo como es una arma decisiva en la NBA actual su impacto le confiere aura de outsider permanente.



De JASP y behind the rainbow

Jaylen and Jason System Power o la placa base del micro machine green. Rookie y sophomore son puntas de lanza, reboot tras cada entrega fallida contraria. 6 puntos firman de media entre ambos en post temporada, top 10 NBA. Con Rozier y Horford completando el top 15. No es casualidad pues que Cleveland se fuera 1,3 pérdidas por encima de su promedio contra los orgullosos verdes, cuando ante Toronto se quedaron en tan solo 8. En contraste, tal como referíamos en el epígrafe anterior, su matemático autocontrol les lleva a un registro de turnovers por debajo incluso al de Regular Season (11,6 vs 14).

Clave en el micro cosmos Stevens es la circulación de balón. Y es aquí donde aparece again Horford como bisagra. Sin el dominicano sobre el parqué el ataque celtic se resiente al extremo de un -9,7 de diferencial neto, positivo en 4,2 con Al de corto. Minutos en los que su lanzamiento “verdadero” o TS (porcentaje de tiro de campo al que se aplica factor de corrección ponderando tiro de 3 y tiro libre) se encumbra al 63,1%. Y su versatilidad dentro/fuera hace estragos. 3 pantallas suyas por noche terminan en cesta (screen assists), tres décimas superior por ejemplo a Draymond Green. Y eso a pesar de reducir en medio punto su excelente registro de la 16/17 en Massachusetts. No en vano los triples convertidos asistidos suponen el quinto mejor registro en PO, viniendo de la cola en RS (83,4% vs 81,3%). De hecho el usage promedio de los hombres que más acción absorben en ataque oscila en la horquilla 20-24,5%, siendo el de Horford realmente bajo para la influencia que ejerce (18,5%). Democratización y juego sin balón. Por otro lado, el de Puerto Plata anota 8,5 puntos por partido en la zona pintada, tercer mejor pivot, lo que significa más de la mitad de su producción total (54,2%). Poniendo en perspectiva el dato, Capela anota 11,2 pero para un 88%.

El mid range y la asignatura pendiente detrás del arco. Boston acumula nada menos que 5 jugadores entre los 15 cuyo porcentaje de puntos generados desde la zona media es más elevado. Tatum a la cabeza con casi un 15% de sus puntos totales, le sigue Morris con un 13,6%. Es de subrayar como ambos se colocan en la élite de anotadores tras segundas opciones, pese a ser discretos reboteadores ofensivos (como equipo 11º en PO). El palmeo directo no se contempla (Baynes al margen), se prefiere volver a empezar para con un eficiente movimiento de balón finalizar desde esa distancia intermedia. La más ineficiente según los gurús de las sabermetrics. Y es precisamente behind the rainbow donde los de Stevens tienen amplio margen de mejora. Y ya no tanto por la efectividad como por el volumen.   

Ante Cavaliers acabaron firmando un deplorable 31,3% en triples pero si descontamos el 18% del séptimo partido nos quedaría un aceptable 34,3%. No muy lejos del 35% ante Phila o del 37,3% ante Bucks. En ese 7º, empero, Celtics se disparó a 39 lanzamientos, ocho por encima de su media, y sus porcentajes en caída directa al infierno.  Aquí Smart es un garbanzo negro. Marcus abusa inmisericorde desde el  arco con escaso acierto. El 30,6% de su anotación total procede del triple para un volumen de lanzamientos desde esa distancia del 47,6%. Cerca de la mitad de sus tiros totales. Y esto con una efectividad del 22% es hacerse el haraquiri. A reseñar la preponderancia en este capítulo de Rozier en post-temporanda. Replicando el rol de Irving, en ausencia de éste. En la transición de los 5 a los 7,7 lanzados por partido (Kyrie promediaba 6,8). Inversamente proporcional a su eficiencia (de un 38% a un 34,7%), y lejos de acercarse al estratosférico 40,8% de Uncle Drew en liga regular. Terry ha tenido picos realmente altos, como en el sexto en Ohio, pero con un volumen de tiro desde ahí un tanto desorbitado para su producción (55,3% para casi el 49% de sus puntos totales). El equilibrio en torno al 40% de Brown, considerando esas tres variables, acude aquí al rescate. Así como un Morris que produce el 38% de su anotación cimentado en un escaso volumen del 32%. Mención especial a Baynes con el que se ha contado en PO como factor sorpresa desde las esquinas, casi 3 de cada 10 puntos from behind respecto de un uso del 25,8%. Excelente. Por lo tanto, brotes verdes para la esperanza, aunque lejos de disponer ya no de un Korver, Tucker o JR sino de un Crowder o Ingles (con cifras equitativas en ambos apartados superiores al 60%) que hagan aún más espacio.



Irving y Hayward, una epístola

El sentido de la asociación, eslabones de la cadena. Todo matiz se tiñe de trébol cuando se trata de diseccionar sus vasos comunicantes. Sin menoscabo de los ausentes. Es entonces cuando emerge el peso ofensivo de Irving, y su elevado 30,7% de usage en RS como amenaza de quiebra. Dato a la altura del de Durant, Donovan Mitchell o DeMar DeRozan. También la dicotomía ataque/defensa de la que nunca ha escapado en su carrera. En ataque su presencia ha resultado sencillamente elemental: 108,7 pts x 100 pos con él en pista, por casi 7 puntos menos cuando le tocaba descansar. Sin posibilidad de medición en PO, lugar común para sus mejores actuaciones, su ratio defensivo por el contrario se hunde a 103,4 x 100 con él sobre el parqué, casi 4 puntos peor a cuando se sienta (99,7).

No le va a la zaga el 28% de Hayward en su última temporada en Utah, en cuanto a absorción de ataques se refiere. A la altura del usage de Curry, George o Antetokounmpo. Ambos juntos en la ecuación sí que mandarían al garate la antedicha democratización. Aunque con Gordon quede la certeza de su comunión con la filosofía del coach y un manejo cualificado de toda suerte de habilidades tanto físicas como de IQ. Habla de ello, su promedio de asistencias en los pasados play off (3,4), algo más de una y media por cada pérdida cometida. Como también su porcentaje de tiro “verdadero” (59,8%).

Menos intrigante resulta averiguar –sin embargo- lo que ambos son capaces de aportar en un final de partido igualado. Ese poso de la sabiduría y experiencia de la que nadie va sobrado. Y eso que estos Celtics se han erigido sin ellos en equipo top del clutch time. En PO han ganado 5 de 8 partidos en tales circunstancias, 5 de 7 llegando a los 3 minutos finales con una diferencia +/- 5 puntos. En  Regular Season han repetido el 63% de victorias, casi un 60% si acotamos a los 3 minutos finales. Y además con una carta de tiro que se acerca al 50% de acierto.


En North End tienen motivos para sonreír. La leyenda nunca les es esquiva, y ahora no iba a ser menos. Con telas de alta confección o retales de andar por casa, siempre encuentran un recoveco por donde colarse en la cena de gala. Es el espíritu de un orgullo que compite, que respira indemne.








Tal como hoy, en 1992 los Cavaliers se imponían a Celtics en el desempate de la semifinal del Este, fue el adiós de Larry “el mito” Bird. Ese mismo verano The Black Crowes nos traían esta premonitoria pieza. Porque detrás de cada corazón herido siempre hay motivo para ser feliz.  


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*nota: en las estadísticas de play off (PO) se han tenido en cuenta un mínimo de 8 partidos y 20 minutos jugados. 





lunes, 21 de mayo de 2018

Košarka a la vista (III): Tratado de la pulcritud blanca


De OAK Hill a Madrid, de bulldog a Niznhy. A Peso aflora Trey con cada reencuentro. La llave para abrir el candado de lo efímero, de lo eterno. La silueta en la sombra que desentraña el entuerto. Levitar con pies de plomo, como ausente, para el advenimiento final cual tótem. Balones para Thompkins.


Fue en Berlín, en cancha ajena, la grada como hoy de amarillo, la reseña de 1980 como estímulo. Tarea de equipo. Sereno Laso, dotó de continuidad a su quinteto atípico del último cuarto. Selló con Tavares el acceso directo al aro. De escudero, el de Georgia al lado. El poso de Luka, Causeur base en segundo plano, y de artillero Carroll. No fueron los galácticos, no, quienes sacaron a Zeljko de su particular obituario. Zafados del Llull-sistema y la dependencia en Randolph, Pablo fraguó en la complementariedad de roles su mandato. Sergio y Rudy en tareas de zapa, brillo relegado. Era de rigor acometer la segunda vía con el extra pass de Ayón neutralizado. Fructificó, el cetro continental no mutó en dorado otomano, asintió más bien sobre pedestal de blanco plateado.



Y mientras nosotros seguimos bajando por el camino
nuestras sombras crecen más que nuestra alma
y por allí camina una dama a la que todos conocemos
que irradia una luz blanca
Y quiere mostrarnos como todo, aún se convierte en oro
Y si escuchas atentamente
la melodía al fin vendrá a ti.
cuando todos sean uno y uno sean todos
para ser una roca y no rodar, no rodar...


Jimmy Page a la guitarra y Robert Plant nos conducen a la escalera del éxtasis, imprescindible, como lo fue este fin de semana la obra del Real Madrid.   






Frente a tu casa hay un arbusto de mirto
Ah! no beberé agua, mi mujer
porque tú estás sudando, sudando
Deseo que mi dios te entregue a mi
toma la daga, mi mujer
apuñálame y déjame morir.
Ah! déjame ser esclavo en tu puerta
mi preciosa.
Frente a tu casa hay un árbol de Sésamo
Ah! desearía encontrar agua para lavar mi cevre
desearía quitar el velo que cubre tu rostro
quedarme y apreciarlo.



¿Qué culpa tiene Nicolò? Colapsado el carril continuado con Vesely, el de Reggio pasó a ser referente. Sentido y sensibilidad como atrezzo. El giro de Melli al regazo de Trinchieri vive su apogeo. Testimonial Sloukas, sin space suficiente, la escueta presencia de Nunnally hiere. Wanamaker a empellones hizo de tahúr sin éxito. Istanbul llora el drama. El drama de Fatmagul. 





Siderurgia silenciosa vestida de frac. Voluntad de acero. Brest nos trajo a Fabien Causeur. Y la Margen Izquierda del Nervión a Eskorbuto. Es la historia triste de cada despedida. O al menos hasta que Vitoria tome el relevo.  



sábado, 19 de mayo de 2018

Košarka a la vista (II): Musitaciones y retorcijones

Uptown Mamba. 12 minutos y a la lona. KO. Bobby “el redentor” solo conoce de momentos de efervescencia, aquellos que conectan con las entrañas de la grada, la simbiosis que ya vivió en Karsiyaka. Justo recién aterrizado el Pangos más descarado -un 0 a 11 de parcial liderado por sus 13 puntos en el cuarto- , llevando a lomos a Lietuva entera, Sarunas vaso comunicante, motivador y estratega. Zeljko, conocedor de sus recovecos, tejió de araña la cancha, maniató con trampas, cercenó de cuajo la conexión base & pivot desde Kaunas. 12 de los primeros 22 anotados por los bálticos cual reloj de arena de 1 en 1 fueron sumados. La inspiración repentina  de Gigi, las pantallas de Vesely y la omnipresencia de Nicoló Melli perpetraron el break más indisimulado. Porque Zalgiris no claudicó, al menos no tan rápido como indicaba la lógica y el resultado, gen lituano.




Arrurú, hijita mía,
Querida mía,
¿Cuántas veces durante el día,
Ya te levanté?
Ya te levanté y llevé,
Te puse en la cuna.
Arrurú, hijita mía,
Querida mía,
Crece pronto,
Hijita mía,
Arrurú, hijita mía,
Querida mía.





En el blanco infinito,
nieve, nardo y salina,
perdió su fantasía.

El color blanco, anda,
sobre una muda alfombra
de plumas de paloma.

Sin ojos ni ademán,
inmóvil sufre un sueño.
Pero tiembla por dentro.

En el blanco infinito,
¡qué pura y larga herida
dejó su fantasía!

En el blanco infinito.
Nieve. Nardo. Salina.

(Federico García Lorca)


Es como si Pablo Laso se sintiera ya de gala a un año de la cita en casa. El blanco infinito inundó Belgrado como lo hacía antaño. De la temida guarnición del coronel Itoudis, ni rastro. Cariacontecido Nando, y flaqueando en la retaguardia el Chacho, le quedaba el consuelo de encomendarse a Higgins y Clyburn. Sin Vorontsevich para abrir el campo, el duelo no tardó en decantarse de inmaculado blanco por el buen hacer de Tavares y Ayón bajo el aro. Funcionó la intimidación del caboverdiano en el último cuarto. Junto a una nueva reivindicación de Trey Thompkins en el momento álgido. Añejo blanco. Rotación excelsa en que cada cual aportó de lo que él se espera. Monsieur Causeur, clarividencia por montera.


Unos susurran en secreto para continuar en el torneo. A otros, un dolor agudo de tripas les abandonó a las puertas del cielo. Y todo se resume "behind the rainbow". A lo que se reducirá la final de mañana en Belgrado. Al acierto desde más allá del arco. Ya nos lo decía Ritchie Blackmore. Agárralo ¡Agárralo con fuerza!




miércoles, 16 de mayo de 2018

Košarka a la vista (I): Flow


Singidunum. En la confluencia de los ríos Sava y Danubio los escordiscos edificaron la fortaleza del halcón. De pelaje rojo, verde, gualdinegro y blanco otea el cernícalo la ciudad de Belgrado. No hay amanecer más preciado que aquel que retrotrae al laurel del cetro dorado. A vino y rosas, al canto exacerbado, de quien otorga poderes al sabio y asume como propio añejo legado.





¡Oh gran Rey, hijo de padres
insignes, de rango egregio!
El collar de tus favores
ha engalanado mi cuello
como los grupos de perlas
por hilo firme sujetos;
adorna ahora mi mano
con un halcón altanero,
ave de límpidas alas
y de mirada de acero;
de finas plumas combadasa
impulsos de aire norteño.
¡Con qué orgullo saldré al alba
–mi mano tendida al viento–
para cautivar lo libre
con lo que está prisionero!

(Abd Al-Aziz, en la corte del rey Omar Almotawakil, Taifa de Badajoz, 1067)



"No comparto el espíritu de Coubertain; de participar nada, hay que ganar"¹



Nueve son los años transcurridos del jalonado éxito que Sarunas brindó a Zeljko. Nueve los títulos de la máxima que amasa desde la banda el coach serbio. Flujo in itinere de desbordado talento, Micic como extensión del lituano, cambiado de bando, y el estrellato en Kevin Pangos. Versus, la oligarquía intrusa remasterizada en Čačak de Kostas Sloukas. Apéndice de verso libre Wanamaker, tiene a Ali Muhammed como fiel estandarte. Beno a hurtadillas se cuela en el elenco con sufragio directo, tras su actuación en cuartos ante el Olympiacos heleno. Más madera en el alero, Fener acostumbrado a formatos grandes tiene en Gigi, Guduric y Kalinic piezas intercambiables; los verdes, a Toupane, White y Milaknis. Nunnally y Ulanovas son bisagra, provocan y apagan el fuego. De fuera adentro, Jankunas y Nicolo para el desajuste del resto… con Vesely y Davies al tanto del high-low o el repick como sustento. Jason Thompson hacer olvidar a Udoh como premio.  Antanas y Ahmet en el cuerpo a cuerpo. Duelo que no hará prisioneros.


V.18 (18:00) Fenerbahçe Istanbul vs Žalgiris Kaunas 


“El basket es disfrutar. En cualquier momento de mi vida siempre hay un momento bueno asociado a jugar al baloncesto”²


El chachismo ilustrado hace tiempo que llegó y sigue ganando adeptos. El parqué muta en Bolshói con cada andanada del genio, en teatro de los sueños. Coreografía de barba y sedal a vertiginoso ritmo, malabar y títere de Kosachok por momentos. Sergio de estudiante colegial también del blanco enemigo acérrimo. Nando ejerce de complemento, sin serlo, de Milos tampoco era sombra, de hecho. Leo, de mientras, al acecho. No sería inédito formación exterior de 3 enanos al mismo tiempo. En la línea de flotación del submarino rojo Llull es el torpedo. Y Luka a su lado de señuelo. Causeur se disfrazará de Facu para el evento. Trabajo extra para Rudy con Higgins, y sobre Clyburn de Taylor. Otro tanto para Fridzon y Rudd en las acometidas al aro de Carroll "el certero". Del balear se espera algo más en el clutch, veremos . Vorontsevich y Semen Antonov las conocidas armas para abrir la cancha, Thompkins y Randolph les acompañan desde la media y larga distancia. Othello amenaza latente tras el desaire de Laso, y la indefinición definida de Nikita Kourbanov, tendrá en Felipe Reyes su plagio. Es condicionante Hines y Edy Tavares su particular reclamo. El comodín Ayón para el point center y Victor Khryapa de 4x4. Tutti frutti, la coctelera agitando...


V.18 (21:00) CSKA Moscow vs Real Madrid







Kraljevo tuvo a bien regalarnos este acordeonista referente del folk en los Balcanes. Predrag Živković Tozovac. Ti si me čekala. Tú me esperaste. Y llegué. Fluye el Košarka. Es la Final Four. Un abrazo amantes del basket. 


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¹ extracto de la entrevista a Zeljko Obradovic en Gigantes. 
² extracto de la entrevista a Sergio Rodríguez en Gigantes.